Saltar al contenido

Mi tiroides está en huelga.

Una nueva forma de entender la vida.

Cuando nos suceden acontecimientos que marcan un antes y un después en nuestra historia… al principio, es difícil reconocerlo, más, si se ha tratado de un evento sumamente doloroso.

A veces tiene que pasar el tiempo, ese tiempo de duelo necesario o asimilación para que podamos encontrar el sentido más que la causa para convertirlo en aprendizaje.

Podría empezar por decirles, (lo cual no sería nada nuevo que no se haya dicho) que nuestro cuerpo somatiza cada una de nuestras emociones. Y eso cuenta todo tipo de emociones, alegría, esperanza, peligro, entusiasmo, decepción, dolor, angustia, tristeza, enojo.

Nuestro cuerpo es maravillosamente perfecto. Es como una máquina que funciona en sincronía cuando todo esta en perfectas y óptimas condiciones. Pero, ¿Qué pasa cuando no es así?

Este tema en particular me ha llevado a querer aprender un poco más sobre cómo funciona nuestro cuerpo.

Pero, no podría pasar por alto, el compartir que este tema no ha sido nuevo para mi.

Hace años a mi madre le fue diagnosticado un problema de tiroides, mi ex-suegra padecía de tiroides, y cada vez parecen surgir más casos sobre este padecimiento, por lo que este tema parecía ya rondar como buitre por mi vida desde hacía tiempo.

Y no para menos, asusta el tema cuando no se tiene la suficiente información.

Y como todo, la primera vez que me enfrenté a esta situación fue fatal, y parecía ir de mal en peor, de ahí la importancia de acudir con un buen especialista para que lleve de manera concreta tu caso, ya que no todos los pacientes presentarán los mismos síntomas, y tan mal es ignorar como obtener un mal diagnóstico. Hay muchas variables que intervienen para poder dar un diagnóstico acertado.

Para no hacer largo el cuento, nada de lo que me dieron funcionó, sino al contrario, me llegó a desajustar mucho más mi organismo, por lo que estaba empezando a desarrollar un especial pánico por el medicamento.

Visité una segunda opción y tampoco me dió resultado.

Fue un descontrol total.

Yo francamente decidí dar un rotundo carpetazo a la situación y abandonar todo. Lo cual tampoco es correcto, puesto que lo más prudente ante todo es buscar la recomendación de un buen especialista.

Paso el tiempo, y hoy por hoy se vuelve a presentar este tema en mi vida: Tiroides.

Por lo que respiro nuevamente e internamente solo digo. —ok (respiro).

La diferencia entre el antes y el ahora es, que la primera vez decidí negar la situación por la que estaba atravesando, estaba deseando de verdad que no fuera así, y cada paso que daba era una lucha permanente.

Hoy, que reaparece este tema en mi vida, fue diferente, y es lo que me gustaría realmente compartir, esta vez necesito no ignorar el tema y tratar de entenderlo para abordarlo desde una óptica distinta.

Mi mente es muy curiosa, por lo que esta vez he tratado de investigar más acerca de como funciona mi cuerpo, y como hilo de media, un tema tan general me ha llevado a indagar sobre otros temas que se encuentran vinculados o relacionados entre si.

Esto amplia la perspectiva, es como ver una panorámica completa.

2 meses después

Hoy, después de dos meses de ausencia siento la necesidad de retomar el tema.

No lo exijo yo, lo exige mi tiroides.

Como decía antes, el tema es basto y complejo, demoré dos meses en obtener una cita con una especialista que me dejó con más dudas que respuestas, y entonces supe que por lo menos ahí, no era el camino.

Ese día me acompañó mi madre, salí de esa consulta que no duró más de 20 minutos, no dije nada. Y creo que, mi madre acostumbrada a mis rarezas le pareció un tanto extraño.

Subí al coche, me quedé en silencio, hasta romperlo con un —¿Qué demonios tengo que aprender de todo esto?

Durante dos meses hice todo lo posible en ayudarle a mi cuerpo a liberar estrés, mejorar mi alimentación, respetar tiempos para el descanso, etc. Eventualmente me sentía mucho mejor que unos meses atrás, pero tal esfuerzo no fue digno siquiera de una posible evaluación.

La especialista ni siquiera sugirió hacer nuevos análisis, solo se limitó a la prescripción del medicamento por anticipado del medicamento, basándose en antiguos resultados.

¡Listo! Fue todo.

Pero como dicen, siempre hay una luz en el camino.

Esto me llevó sin ninguna duda, inmediatamente a consultar a un experto en el tema del que estuve escuchando bastante información al respecto durante esos dos meses y en el que todo ese vacío de desconocimiento empezó a llenarse de luz, así que ante mi urgencia en comenzar a actuar no dudé en agendar una cita con él.

Durante la sesión me di cuenta tener identificadas a la perfeccción las emociones que muy posiblemente intervinieron cuando inició el mal funcionamiento de mi tiroides, cinco años atrás en aquel momento era demasiado para entender, para soportar, para resolver, y entonces mi tiroides se puso en huelga.

Gracias a la sesión con Jairo Castillo, (a quien puedes consultar cualquier duda sobre el tema, te comparto sus medios de contacto y, aclarando que no es sponsor, quienes me conocen saben que escribo por el mero gusto de hacerlo) después de varios días empezó a llegar una claridad emocional… pensé que al identificar mis emociones sin titubear ya estaban resueltas, pero no era así, aún faltaba un viaje por hacer, un viaje al interior.

Una mañana de éstas mañanas, me decidí a virar el timón de la situación, de la tormenta de todas mis tormentas para redireccionar el camino y la posible solución, ya con otros ojos acerca del mismo acontecimiento, traté de cambiar el enfoque dispuesta a descubrir el aprendizaje.

Viaje al centro de mi Tiroides

Ese día, cerré mis ojos y visualicé todo el recorrido que tenía que hacer. Preparé mi maleta con un solo propósito: El perdón.

Era la oportunidad perfecta para entender que era yo quien tenía que ir hacia ese lugar, y pedir perdón, a mi misma, y en especial a mi cuerpo por haberlo sometido a tanto.

Todo lo imaginé tan suigéneris, veía mis órganos a la perfección como si fuese a explorar un nuevo planeta del universo, si pudiera describirlo de alguna forma, era como el viaje de Atreyu en la película de Historia sin fin, una aventura que implica el gran desafío de enfrentar miedos, pero sobre todo enfrentarse a sí mismo para encontrar la verdad.

Toc, toc.

En este momento me encuentro tocando la puerta, con una mayor consciencia y entendimiento. No pierdo esperanza en que ella logre escucharme, poder despertarla y continuar con este viaje de vida juntas.

Tener claridad lo es todo…

Espero poder compartir más adelante mucho más sobre este proceso que apenas está empezando.

¿Quieres leer más artículos sobre el cuidado de tu salud?

Tips para cuidar tu fertilidad

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *